• Un total de 182 núcleos familiares, que durante varios años estuvieron instalados en el sector de La Martinica, en un costado de la vía Ibagué-Cajamarca, recibieron vivienda de reposición.​

Ibagué, Tolima, 22 julio de 2020 (@ANI_Colombia) Este mes se cumplen cuatro años del inicio del plan de reasentamientos del corredor vial Girardot-Ibagué-Cajamarca (GICA), reconocido como uno de los más ambiciosos proyectos emprendidos con el programa de Cuarta Generación de Concesiones y en el que se destaca el trabajo social con la comunidad, un objetivo primordial para La Agencia Nacional de Infraestructura.

En total, el plan de reasentamientos, promovido por el proyecto GICA, logró la reubicación de 182 familias, las cuales estuvieron durante varios años instaladas en el sector de La Martinica, más conocido como La Variante, en un costado de la vía Ibagué-Cajamarca.

Con este plan, los beneficiarios podían escoger su vivienda de reposición en cualquier lugar del territorio nacional. Fue así como el 25% se trasladó al sector rural, donde adquirieron fincas y volvieron al sector productor agrícola. El restante se instaló en municipios del Tolima y en otras regiones del país.

La Ministra de Transporte Ángela María Orozco destacó que todo el plan de reasentamiento contó con el acompañamiento permanente de la Personería de Ibagué, la Defensoría del Pueblo y la interventoría: “desde el primer momento, los equipos sociales de la ANI y del concesionario APP-GICA ayudaron en la selección, compra y traslado a las nuevas viviendas. Dicho seguimiento pormenorizado lo seguimos haciendo periódicamente, incluso durante la pandemia por el Covid-19”, señaló.

La bendición de un hogar

Una de las familias beneficiadas con el plan de reasentamiento fue la conformada por Miguel Cifuentes, su esposa, Mónica Higuera y sus dos hijos. Ellos salieron de La Variante, en febrero de 2017, y compraron su nuevo hogar en el barrio Independiente, ubicado en la parte alta de Ibagué.

Mónica, de 37 años de edad, explica que ahora es más fácil sacar adelante a sus hijos, David, de 15 años y Leider, de 11, pues tiene lo más importante: un techo donde vivir. Incluso recuerda como poco a poco levantaron su casa, porque donde estaban antes sufrían por los servicios, la inseguridad y lo retirado que les quedaba el colegio a los niños.

Mónica cuenta que, para la época en que vivían en La Variante, vivían de ‘Milagro’, “un caballito con el que hacíamos trasteos. Le amarrábamos un carrito atrás y llevábamos neveras, esterillas y las cositas de la gente a donde nos dijeran. ‘Milagro’ nos ayudó mucho”, cuenta Mónica con agradecimiento.

Lo dice porque cuando la alcaldía de Ibagué inició una campaña de protección animal decidieron acogerse y entregaron voluntariamente a ‘Milagro’. Al caballo se lo llevaron para una finca y ellos continuaron haciendo mudanzas a barrios cercanos e incluso a municipios como Purificación, Melgar, Cajamarca y Lérida. Así lo hicieron hasta que se trastearon al barrio Independiente.

“El día en que llegamos a la casa fue de los más alegres de nuestras vidas. Nos cambiaron muchas cosas. Esto ya es lo de uno. Tiene tres piezas, cocina, baño. En diciembre logramos pintarle la fachada color verde aguacate. Mi sueño es seguir haciéndole arreglos y montarle el segundo piso”, explica Mónica.

Ahora, por la pandemia del Covid-19, Mónica divide su tiempo entre las labores de la casa y la supervisión de las clases de sus hijos. Ella les ‘da cartilla’ a diario para que aprovechen el estudio y sean profesionales. Les recuerda que ella solo pudo hacer hasta quinto de primaria, pero que piensa validar el bachillerato y culminar otro sueño como el que ya materializó de tener casa propia.

Sigue el progreso

Maira Restrepo nació en Ansuátegui (Tolima), pero desde pequeña vivió en el municipio de Alvarado, con sus papás y sus ocho hermanos. Por falta de recursos solo estudió hasta segundo de primaria, pero asegura tener un “máster” en desyerbar y cosechar maíz, yuca, fríjol y plátano, pues la única autorizada para sembrar era su mamá.

Se fue de la casa a temprana edad y formó un hogar. Antes de llegar al barrio La Martinica, junto con su esposo, vivieron en arriendo en diferentes barrios de la capital del bunde. Un día, con ahorros en mano, empezaron a buscar y llegaron a La Variante, donde medio levantaron la que sería su casa por 15 años.

“Era una casita de esterillas con piso de cemento y cocina de barro. Tenía un solar grande donde sembrábamos limoncillo, yerbabuena, aguacate, caña y teníamos gallinas”, cuenta Maira.

Por las cosas de la vida, Maira tuvo que dedicarse a trabajar en casas de familia y para ayudarse en gastos montó un negocio de bebidas, helados y paquetes. “Me iba bien, pero luego los ladrones me cogieron de ‘parche’ y me robaron varias veces”, dice con tristeza.

Por eso, cuando le ofrecieron salir de La Variante y acogerse al plan de reasentamiento no lo dudó un segundo y empezó la búsqueda de su nueva vivienda. En octubre de 2017, se mudaron a su casa en el barrio Independiente parte alta, donde está más tranquila por la seguridad propia y de sus hijos Jovany y Wendy.

Maira recuerda: “El primer día en la casa, casi lloramos de la alegría. El cambio fue mucho. Son cincos piezas y dos baños. En la sala volví a montar la tiendita para sostenernos. Le hice arreglos a las paredes y le cambié unas tejas y una puerta, porque el progreso tiene que seguir”, sostiene orgullosa.

Testimonios como los de Mónica y Maira, se convierten en ejemplos de superación, pero también en un mensaje de esperanza para los colombianos, quienes ven como al tiempo que se construyen grandes proyectos de infraestructura también llega el bienestar y progreso de los ciudadanos.