El término auditoría ha sido tomado del lenguaje utilizado por economistas y financieros en el sentido de examen y verificación. Las auditorías son más conocidas en relación con la contabilidad financiera y es posible entender el térmico aplicado a la gestión ambiental por analogía.
El concepto proviene del latín audire (“oir”) que hace referencia a la forma en que los primeros auditores cumplían con su función: escuchaban y juzgaban la verdad o falsedad de lo que era sometido a su verificación.
La auditoría ambiental se define como un instrumento de gestión que comprende una evaluación sistemática, documentada, periódica y objetiva de la eficacia de la organización(1), el sistema de gestión y procedimientos destinados a la protección del medio ambiente y tiene por objeto:
- Verificar el cumplimiento de las políticas internas y las prácticas aceptadas.
- Evaluar la eficacia de los “sistemas de gestión” ambientales.
- Identificar y analizar todos los riesgos razonablemente previsibles asociados con las condiciones de peligro a las operaciones y prevenir o mitigar los riesgos.
- Verificar el cumplimiento de las regulaciones ambientales.